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El bicentenario de Bolivia se cruza con unas elecciones nacionales de final abierto. Si me permite una recomendación antes de votar, déjeme leerle la carta.
De entrada, tiene las propuestas económicas para saber que, a rasgos generales, existen dos propuestas de solución a la crisis. La de Doria, Tuto y Manfred es una reedición del modelo de libre mercado impuesto a bala, tras el 21060, entre 1985 y 2005. No se le pide peras al olmo, decía mi abuela, y no podemos pedir soluciones nuevas a doncitos que hacen política hace al menos 30 años.
Se trata de una salida donde la crisis la paga nuestra gente de diversas formas: perdiendo su trabajo, cerrando su negocio, dejando de estudiar o perdiendo la casa o el auto a manos del banco. “Ajuste”, es el nombre que le dan para evitar decir que sembraran hambre y dolor.

Por otra parte, Andrónico y Mariana proponen la salida inversa: que la crisis la paguen los ricos. La dupla joven inventa, mezcla lo que cree mejor del modelo de Evo y lo sazona con criterios de experiencias económicas como China o Brasil.
Sistema de retenciones (nuevo) con diversificación de exportaciones (Evo) para obtener dólares, apoyo a las PYMES con fortalecimientos de los bonos. Apuesta arriesgada, ellos intentan mostrar que en tiempos de crisis se puede crear soluciones propias, sin necesidad de copiar, o de olvidar lo aprendido.

De sopa, estas propuestas económicas se apoyan en postulados políticos implícitos. Nuestro tridente conservador parte de que el modelo del MAS es un fracaso y nada es recuperable. El socialismo sólo se rifó la plata, “argumentan” sobre todo Samuel y Tuto, para explicar que comer tres veces al día es un privilegio, no un derecho de la mayoría del país.

A su vez, se da por hecho que el 2019 hubo fraude y que, ya entonces, tenían que haberse ido los masistas. No por nada gastaron tanto esfuerzo en quemar wiphalas, saquear casas y mercados o humillar mujeres de pollera.

Al frente, un joven nacido en la resistencia al Golpe de Estado y una ex ministra perseguida políticamente, dan su contrapunto. La crisis es producto de una situación regional, de la que nadie habla, agravada por un mal gobierno (quizás en esto, estamos todos de acuerdo).
Andrónico nació a la política conmemorando las masacres de Senkata y Sacaba, regalando comida en plena pandemia y caminando cada municipio posible para unificar el Proceso de Cambio. El binomio no propone volver a los cimientos del Proceso de Cambio (como exigen algunos), sino construir un segundo piso a esa casa donde podamos entrar todos. Los hijxs han crecido y quieren construir sus propios cuartos.

De segundo, tenemos lo mismo desde hace 200 años: República en todas sus variedades o, si gusta, Estado Plurinacional.

La pelea de fondo es la de siempre, discutir si Bolivia debe ser un país dirigido desde sus elites o desde la indiada. Doria, Tuto y Manfred, antiguos patrones de este país, guardan en su estómago la ira contenida contra aquel mundo indígena que, a la cabeza de Felipe Quispe y Evo Morales, destruyeron su vergel. Su retorno a la República se hace desde su posición señorial, colonial y clasista.

Todos fueron partícipes de las masacres de 2019 y la gestión de 2020. Algunos como comandantes militares (Tuto), otros como financiadores-asesores (Doria) y los últimos como aliados explícitos (Manfred). Su objetivo es claro, enseñar por los medios necesarios a esa indiada rebelde que este país es suyo y de nadie más.

Entre las Wiphalas, la pérdida material de Felipe y el enclaustramiento y proscripción de Evo han dejado en una disyuntiva al Proceso de Cambio. En el impasse, los hijos e hijas de ese Proceso han tomado la iniciativa, como en 2019, y llaman a la unidad una vez más.
Como autoconvocados, Andrónico y Mariana levantan la Wiphala para detener la guerra interna y combatir unidos a la derecha. Su existencia misma es resultado de las conquistas sociales, políticas y económicas de la generación de Evo, por eso su objetivo es claro y profundo: NO podemos permitir que aquella lucha se pierda, ha llegado el momento de que esta segunda generación de Wiphalas encabece la lucha. Quizás esta renovación con memoria es el inicio de aquella profundización del Proceso que se discute desde 2018.

Usted elige que se va a servir para los siguientes 5 años y no, ya no nos quedan postres, son tiempos de crisis.

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