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Consolidemos la nación boliviana

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Si hay un momento en el cual la “patria estuvo vencida” y esto generó un cambio radical en el destino del país, ese fue sin dudas durante la Guerra del Chaco.

Después del “fracaso” en dicha guerra, la mayoría de los soldados llegaron con una mentalidad renovada y con ganas de cambiar la historia del país. Esta valerosa generación, conocida como la “generación del Chaco”, fue artífice de grandes cambios estructurales para Bolivia, que lograron cambiar el país para bien.

El punto definitivo de estos cambios llegó con la Revolución de 1952, que pese a lograr grandes avances, terminó siendo una “oportunidad desperdiciada”, pues en ese momento pudo consolidarse de una vez por todas la nación boliviana. En vez de eso, fue una época caracterizada por la violencia y la represión.

La caída en la Guerra del Chaco dio nacimiento a las corrientes nacionalistas, que buscaban restaurar la grandeza de la patria y evitar de nuevo derrotas traumáticas. El “sentimiento de patria vencida” debía ser reemplazado por el de orgullo y engrandecimiento nacional.

Durante el periodo 1935-1952, muchos militares nacionalistas ocuparon el poder, buscando cambiar los “destinos de la patria” y sobre todo dar un salto cualitativo para sus habitantes. Gobiernos como los de Toro, Busch y Villarroel se caracterizaron por ser nacionalistas y buscar la consolidación de la nación boliviana.

Más allá de estos gobiernos, los principales exponentes del nacionalismo boliviano y quienes mejor lo entendieron fueron el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y la Falange Socialista Boliviana (FSB). Ambos partidos nacionalistas se encargaron de formar juventudes, ideólogos y “soldados” listos para defender la patria, entendiendo a Bolivia como una sola nación, sin que pesaran las diferencias.

La historia nos dice que el MNR triunfó en 1952, pero su gobierno no fue caracterizado por la unidad nacional. La división y la persecución prevalecieron, y muchos grupos comunistas se infiltraron en la dirigencia del MNR, sellando una revolución con cambios positivos pero lejos de su potencial: una época dorada desperdiciada.

Hoy la patria está vencida nuevamente; el socialismo ha destrozado a Bolivia y los opositores funcionales no ofrecen soluciones reales. Todo nos dirige a un abismo. Pero Bolivia ha sabido desenvolverse en situaciones críticas, preservando su soberanía y evitando el caos.

Sobre la base de esta derrota moral, los bolivianos debemos dar un paso al frente y buscar un cambio radical para nuestro país. Que estas derrotas sean una lección de qué caminos no debe tomar la nación y marquen el inicio de una nueva generación capaz de emular a la del “Chaco”, pero consolidando la nación boliviana de una vez por todas.

El MAS y los funcionales han intentado dividirnos, haciéndonos creer que somos diferentes. Bolivia es una sola y es indivisible. Nuestra nación nace del mestizaje y es momento de que todos abracemos nuestra tricolor y trabajemos por la consolidación de la nación.

Creo en el nacionalismo boliviano y en que este permitirá consolidar a la nación boliviana, erradicar los discursos de odio, fomentar la unidad nacional y guiar a la patria a tiempos de progreso, desarrollo y seguridad. Es momento de trabajar en un discurso nacionalista capaz de lograr la unidad nacional. Después de todo, todos somos bolivianos y este es el único sentimiento que debe primar.

Fin del artículo.

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