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De la Adolescencia Política a la Soberanía Adulta: Un Manifiesto por la Autodeterminación Boliviana

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Punto de Partida: La Interminable Pubertad de Nuestra República

Bolivia, en vísperas de las elecciones presidenciales de agosto de 2025 y a las puertas de su Bicentenario, se encuentra en una encrucijada que expone una prolongada adolescencia política. Como sociedad, aún no nos atrevemos a cuestionar radicalmente el sistema heredado, esas estructuras de poder que, desde el incario y la colonia hasta el neocolonialismo, han moldeado nuestra realidad. Vivimos en una búsqueda constante y a menudo errática de nuestro propio camino, caracterizada por una profunda inestabilidad emocional que se manifiesta en la constante polarización que lacera nuestro tejido social.

El sistema político actual, lejos de canalizar esta energía transformadora hacia la madurez, la exacerba, perpetuando un ciclo de crisis y falsas salidas. El entramado presidencialista-parlamentario, con su inherente tendencia al caudillismo y al monopolio partidario, es un lastre que impide el paso hacia una adultez política basada en la autodeterminación. Las próximas elecciones, en el marco de nuestro Bicentenario, no deben ser una mera repetición de este ciclo, sino una oportunidad histórica para un cambio de paradigma.

El Secuestro de la Voluntad: Partidocracia y Representación Fallida en Bolivia

El nudo gordiano de esta pubertad política en Bolivia reside en el monopolio que los partidos políticos ejercen sobre la representación y la institucionalidad. Estas organizaciones, que deberían ser instrumentos al servicio de la ciudadanía, se han erigido en guardianes celosos del poder, transformando la democracia en una partidocracia que administra el Estado como un botín. El Órgano Ejecutivo, encabezado por una figura presidencial con ínfulas de monarca republicano, y un Órgano Legislativo que oscila entre la sumisión y la obstrucción estéril, son las dos caras de una misma moneda devaluada: la de una representación fallida que no da cuenta de la complejidad social boliviana.

En este esquema, la ciudadanía queda reducida a una masa de votantes convocada periódicamente a legitimar un sistema que la excluye de las decisiones fundamentales. Los mecanismos de participación directa son neutralizados o convertidos en herramientas de la pugna entre facciones. La consecuencia es una democracia formal, vacía de contenido soberano, que alimenta el cinismo y la desesperanza, mientras las verdaderas necesidades y aspiraciones populares quedan desatendidas, especialmente en un contexto preelectoral donde las promesas suelen eclipsar las soluciones reales.

Hacia una Genuina Soberanía: La Tríada Representativa y la Emancipación Institucional

La transición hacia una adultez política, hacia una Bolivia que decida por sí misma, exige una ruptura epistemológica y estructural con el modelo actual. La clave reside en redefinir radicalmente el concepto y la práctica de la representación, especialmente de cara a la conformación de un nuevo gobierno en 2025.

Un Parlamento que Refleje la Nación Real: La Representación Tridimensional

La representación política debe articularse sobre tres ejes fundamentales e interconectados que constituyen la verdadera anatomía de nuestra sociedad boliviana:

  • IDENTIDAD: Reconociendo y otorgando voz política directa a la pluralidad de identidades colectivas que conforman el ser nacional. Esto incluye a los pueblos indígenas originarios campesinos (con representación sustantiva y no meramente simbólica), los colectivos feministas, las diversidades sexuales y de género, los movimientos ambientalistas, las comunidades afrobolivianas y todas aquellas expresiones que luchan por el reconocimiento y la dignidad.
  • OCUPACIÓN: Incorporando la representación directa de los sectores organizados en torno al trabajo y la producción. Sindicatos de trabajadores, gremios de profesionales, asociaciones de productores, cooperativistas y trabajadores por cuenta propia; todos deben tener un canal directo para incidir en las políticas que afectan su quehacer y su contribución a la sociedad.
  • TERRITORIO: Fortaleciendo la representación emanada de las unidades territoriales de base, desde las comunidades rurales y juntas vecinales hasta los municipios y regiones, asegurando que las decisiones se tomen con conocimiento de causa y con participación de quienes habitan y construyen dichos espacios.

Un Órgano Legislativo estructurado sobre esta tríada –Identidad, Ocupación y Territorio– dejaría de ser la cuota de poder de los partidos para convertirse en el espejo fiel y dinámico de la nación boliviana.

Desmantelar la Monarquía Presidencial: Por un Ejecutivo al Servicio del Pueblo

La figura presidencial, que será elegida en agosto de 2025, debe ser despojada de su aura omnipotente. Proponemos la elección directa e individual de los responsables de las carteras ministeriales, basada en méritos y capacidad técnica, con mandatos claros y mecanismos efectivos de rendición de cuentas ante la ciudadanía y un Legislativo verdaderamente representativo.

El "Estado Red" como Cauce de la Soberanía Distribuida

La organización estatal debe transitar de la pirámide jerárquica al modelo de "Estado Red", facilitado por las tecnologías de la información y la comunicación, pero fundamentado en una filosofía de poder distribuido, colaboración horizontal y transparencia radical.

El Rito de Paso: Un Proceso Constituyente para la Autodeterminación en el Bicentenario

Las elecciones de agosto de 2025, en el umbral de nuestro Bicentenario, son más que una simple contienda electoral; son la oportunidad histórica de construir una sociedad boliviana que decida por sí misma, de superar la adolescencia tutelada. Tal refundación solo puede emanar de un auténtico y soberano proceso constituyente. No una componenda entre las élites partidarias de siempre, sino una asamblea donde la sociedad, en toda su diversidad –representada a través de su Identidad, Ocupación y Territorio–, delibere y defina las nuevas reglas del juego. Un espacio para diseñar un sistema político propio, que responda a nuestras realidades y aspiraciones, y no a modelos importados o impuestos. El Bicentenario no debe ser solo una fecha conmemorativa, sino el punto de partida para una verdadera refundación de la República.

Conclusión: Forjar Nuestro Propio Destino en el Bicentenario

Bolivia está en una encrucijada: o perpetúa su adolescencia política, sumida en la polarización y la dependencia, o se atreve a dar el salto hacia una adultez soberana. La transformación del sistema político, basada en una representación tridimensional y en la desconcentración del poder, es el camino para quebrar el molde del secuestro político y la exclusión. Es la hora de dejar de ser el eco de otros y empezar a construir, con nuestras propias manos y nuestras propias voces, el futuro que merecemos. La tarea es monumental, pero la recompensa es la más alta a la que puede aspirar un pueblo: la plena autodeterminación, consolidada en este significativo Bicentenario.

Este ensayo está basado en el artículo La eliminación del Monopolio de los partidos políticos, escrito por mi persona en 2023. En él abordo con mayor detalle los argumentos para una Asamblea Constituyente y una reestructuración de los Órganos Ejecutivo y Legislativo.

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