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Si las balas no pudieron, que lo hagan las cámaras

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Durante 2019 y 2020 el Movimiento Ciudadano, a la cabeza de Añez, Mesa y Camacho intentaron imponer por la fuerza un nuevo orden social, económico y político. Se trató de reinstaurar el orden colonial a nombre de la “meritocracia”, de implementar una política de libre mercado destruyendo las empresas estatales y, simbólicamente, hacer una Bolivia con “la tricolor y la biblia en las manos”.

La gestión de Añez intentó demostrar los beneficios de una administración ordenada por la meritocracia. La prensa dibujó una narrativa de paz social construida tras la “liberación” de Bolivia y el inicio de un retorno a la “República”. Camacho, en compañía del ministro Branko Marinkovic, destruyeron las empresas estatales y dotaron tierras a terratenientes y agroindustriales.

Sin embargo, su panacea no duró mucho.

La desastrosa administración de la pandemia, que priorizó bendecir ciudades en helicóptero antes que obtener más respiradores y UTI´s, sepultó el discurso meritocrático. La paz social vendida en pantalla era inconsistente con una realidad de persecución política, asesinatos y vulneración de derechos humanos. El sector privado agroindustrial, por su parte, demostró que prefería seguir generando ganancias a costa del fallecimiento de sus propios obreros que jamás dejaron de trabajar durante la cuarentena.

La experiencia de Añez fue tan calamitosa que su ex candidato a vicepresidente, Samuel Doria Medina, y su coordinador político y militar con las FFAA, Jorge “Tuto” Quiroga, intentan desligarse en cada oportunidad de aquella presidenta impusieron para “liberar Bolivia”.

Empero, han encontrado un nuevo mecanismo para imponer su orden político, económico y social.

Ahora los medios de comunicación son quienes copiosamente imponen los criterios para salir de la crisis. Preguntan a los candidatos cómo harán el ajuste económico ignorando que existen otras salidas, evitan preguntar como vivirá la gente de a pie y prefieren decir que el gran empresario saldrá bien parado.

La justificación meritocrática ha quedado en labor de analistas y candidatos, quienes atribuyen el mal manejo del Estado a la ignorancia e inutilidad de los “masistas” (“salvajes”). Proponen que sus gobiernos serán administrados por la “gente más apta”, olvidan decir que son ellos, y sus financiadores, quienes elegirán los criterios de esa selección.

En coro general: “la crisis es culpa del modelo del MAS y del Estado Plurinacional”. Por tanto, la solución es volver al modelo neoliberal y a la República Colonial.

Ante esta tempestad que nos vuelve a acechar, evoco las palabras de aquel indio que con Wiphala y fusil en mano expulsó aquellos fantasmas. Que, si es de salvajes creer que la gente debe vivir mejor, ser dueña de su tierra y digna de sus raíces, pues seremos salvajes orgullosos y, en consecuencia, votaremos por uno de nosotros.```

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