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El desafío del empleo en Bolivia: cuando encontrar trabajo no es suficiente

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Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la tasa de desempleo en Bolivia fue de 3% a 2023, la más baja de Sudamérica. A primera vista, esto parece ser un signo de un mercado laboral sano. No obstante, detrás de ese número se esconde una realidad compleja. Si la tasa de desempleo es tan baja, ¿por qué hay tantos bolivianos que migran en busca de empleo? ¿por qué hay titulados universitarios conduciendo taxis? ¿por qué tenemos una alta tasa de pobreza?

El desempleo refleja a aquellas personas en edad de trabajar que buscan empleo, están disponibles para trabajar, pero que no consiguen empleo. Pese a ser un indicador relevante y ser uno de los principales tópicos entre políticos y economistas, por sí solo es insuficiente para comprender la situación del mercado laboral boliviano. No basta con saber si hay empleo; también se requiere evaluar la calidad y las condiciones.

En este texto, que busca argumentar la necesidad de mirar más allá del desempleo y, a su vez, ofrecer un vistazo a la calidad laboral, se analizarán la población ocupada según la relación laboral, la informalidad y el subempleo. Para ello, se emplean los últimos datos disponibles de ILOSTAT de la OIT y del Observatorio Socio-ambiental (OBSA) del Instituto de Investigaciones Socio Económicas de la Universidad Católica Boliviana (IISEC-UCB), el cual emplea la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE) para desarrollar indicadores laborales.

No existe un solo tipo de trabajador, ni un solo tipo de relación laboral. Tener empleo, no significa que uno haya sido contratado por otro o que uno reciba remuneración. De hecho, la mayor parte de la población ocupada en Bolivia son los independientes y los no remunerados (familiares, aprendices o en formación). Según el OBSA del IISEC-UCB, en 2023, el 36% de los ocupados fueron asalariados, el 52% fueron independientes y el 12% fueron no remunerados. La alta proporción de independientes, compuesta sobre todo por cuentapropistas, no debe ser únicamente tomado una señal de emprendedurismo; sino muchas veces es el resultado de necesidad.

Según el OBSA, el promedio del ingreso laboral mensual de los independientes es de 2.366 bolivianos reales, mientras que el de los asalariados es de 3.382 bolivianos reales. Esta brecha no se explica únicamente por el número de horas trabajadas, el ingreso laboral promedio por hora de los independientes es de 56 bolivianos reales, frente a 85 bolivianos reales de los asalariados. Dadas estas condiciones menos favorables de los independientes, parece que ingresar a este tipo de trabajo es para muchos el resultado de la búsqueda de supervivencia frente a un mercado laboral que no los puede absorber.

La situación de los independientes y del autoempleo de subsistencia, también se relaciona al empleo informal. En contraste con la tasa de desempleo, según las estimaciones de la OIT, Bolivia tiene la tasa más alta de empleo informal en América del Sur, con el 84,5%. Ello es preocupante, ya que los empleados informales del país se caracterizan por su mayor vulnerabilidad y por enfrentar precariedad laboral. A su vez, la elevada informalidad refleja los límites de las políticas laborales actuales, que muchas veces terminan beneficiando a un grupo relativamente reducido de trabajadores, sobrecargando a los empleadores e incluso desincentivando la creación de empleos asalariados.

El subempleo invisible mide a los ocupados que, pese a trabajar al menos 40 horas semanales, reciben un ingreso mensual inferior al salario mínimo. Según el OBSA del IISEC-UCB, a 2023 esta proporción fue del 23,7%. Entre 2006 y 2013, durante un auge económico, la tasa bajó de 28,4% a 15,3%, pese a que el salario mínimo incrementó de 500 a 1200 bolivianos. Sin embargo, cuando el auge llegó a su fin, el salario mínimo continuó incrementándose y desde 2014 el subempleo invisible ascendió. Contrario a su nombre, esta es una situación que no se debe invisibilizar. En un entorno de bajo crecimiento, los aumentos del salario mínimo vinieron acompañados de una población que quedo rezagada de alcanzar ese nivel de ingresos.

La situación de los trabajadores muestra que, en Bolivia no basta con tener empleo o trabajar más horas. Aunque la tasa de desempleo sea baja y parezca un éxito, las condiciones del empleo son precarias y no dan seguridad. En ese sentido, el 3% de desempleo no refleja una economía que genera empleos de calidad, sino que evidencia a trabajadores que no tienen la opción de no trabajar, incluso si deben crear sus propios empleos o trabajar en condiciones precarias.

En Bolivia, el desafío no es aumentar los empleos, sino tener empleos dignos y de calidad. Para ello, es necesario elevar la productividad de forma sostenida y la calificación de los trabajadores, lo cual va desde mejorar la educación y la calidad de vida en la primera infancia. También se requiere reducir la burocracia, mejorar la institucionalidad, actualizar la normativa laboral, y realizar otros cambios que, admito, son más fáciles de escribir que implementar. Mejorar el mercado laboral exige un esfuerzo sostenido, integral y con una visión de largo plazo.

Fuentes: Instituto de Investigaciones Socio - Económicas (IISEC-UCB). (2025). Indicadores estadísticos - Mercado laboral [Base de datos]. Observatorio Socio-Ambiental. https://iisec.ucb.edu.bo/indicador-categoria/mercado-laboral Organización Internacional del Trabajo (OIT). (2025). Indicador ODS 8.3. 1 - Proporción de la ocupación informal en la ocupación total según sexo y sector (%) -- Anual (SDG_0831_SEX_ECO_RT_A) & Indicador ODS 8.5.2 - Tasa de desocupación (%) -- Anual (SDG_0852_SEX_AGE_RT_A), Bolivia 2023 [Base de datos]. ILOSTAT. https://rshiny.ilo.org/dataexplorer26/?lang=en

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