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Bolivia: sin partidos y sin ideología
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- Gabriel Arandia
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Otto Kirchheimer, jurista y politólogo alemán, viendo que tras la segunda guerra mundial los partidos políticos europeos abandonaban la carga ideológica de sus propuestas políticas y centraban su atención en complacer a todos los grupos de interés con el fin de ganar elecciones a como de lugar; crea el concepto de partidos “atrápalo todo” (o catch-all) para poder categorizar esta nueva tendencia.
Actualmente los partidos “atrápalo todo” puede redefinirse, siguiendo las bases de Kirchheimer, de la siguiente forma: partidos políticos creados con el objetivo de ganar una elección en el corto plazo, ajustando las propuestas y armazón político a esa meta y moviendo a un plano secundario factores como la ideología o la identidad.
Se podrá notar que Alianza Unidad, Libre o Autonomía Para Bolivia – Súmate (pese a no ser partidos políticos per se) responden alegremente a esa definición. Sobre todo, comparten la característica de no tener ideología política. Son agrupaciones grises, moldeables a la exigencia del elector.
Es imprescindible que los partidos políticos tengan ideología. Está, otorga una guía programática a los partidos políticos, sirviendo como brújula para orientar los programas de gobierno, propuestas legislativas y reformas económicas. Gracias a esto, las decisiones y prioridades adoptadas tienen un grado de coherencia y sinergia que facilita la visualización de objetivos. Por ejemplo, la defensa de un mercado libre y competitivo para los partidos liberales o la promoción de políticas redistributivas para los partidos de izquierda. Sin el eje ideológico, las propuestas carecen de dirección y consistencia; o en muchos casos, se contradicen unas con otras.
Por otra parte, la ideología permite generar identidad partidaria. Otorga un conjunto claro de ideas con los que el electorado puede simpatizar y desarrollar sentido de pertenencia. De esa forma, es más fácil para los partidos construir narrativas favorables de cara a una elección y los militantes tiene una línea clara de referencia para seguir. Es precisamente el Movimiento Al Socialismo el mejor ejemplo para remarcar la importancia de esta idea. Pese a la fragmentación de liderazgos, la mayoría de los bolivianos conocen que representa el MAS, que ideas propone y que tipo de políticas está votando cuando vayan a las urnas; cosa que no pasa en el caso de la oposición, donde la única certeza que tienen las personas de esos partidos es que “no son el MAS”.
Es llamativo que las personas convencidas a votar por un candidato de oposición no distinguen entre propuestas o programas de gobierno. Les es indiferente votar por Samuel Doria Media o Jorge Tuto Quiroga. Su argumento es: “votaré por el que esté primero en las encuestas”. Este razonamiento, que por fuera encuentra su explicación en la idea de sacar al MAS a como de lugar; por dentro oculta que esos ciudadanos no encuentran diferencias entre Libre o Unidad. No sienten cercanía ideológica ni con uno ni con el otro, simplemente los apoyan bajo una premisa utilitarista. No votan a Samuel, por ejemplo, porque están a favor de sus ideas, lo votan porque puede sacar al MAS. Entonces, el razonamiento es el siguiente: “no te voto porque me agradas, te voto porque el otro me desagrada”.
Debido a que estas alianzas no generan simpatía por sus ideas propias, tienden a desaparecer luego de las elecciones. La ideología política garantiza la permanencia de los partidos en el tiempo. Aquellos que logran articular una ideología clara y adaptarla a las demandas cambiantes de la sociedad son más capaces de sobrevivir ciclos electorales y crear a largo plazo transformaciones políticas.
Desde las elecciones nacionales de 2009, los partidos políticos de oposición han carecido completamente de ideología. No presentan un plan estructurado de gobierno, no se definen ni simpatizan con ninguna corriente en particular y no buscan generar debate e ideas en la ciudadanía. Son todos partidos Atrápalo todo, creados un año antes de las elecciones de turno para intentar ganar. Cabe preguntarnos: ¿Y si en el 2009 se hubiera creado un partido con una ideología política concreta e identificable, que se hubiera preocupado por implantar sus ideas en la sociedad y tuviera un armazón político que se mantuviera a largo plazo?